COB y su perdida de su representatividad

LA COB Y SU PERDIDA DE REPRESENTATIVIDAD

De: Bernabé Julio Yujra Estaca /Bolivia/2004

La Central Obrera Boliviana, desde su fundación, que fue realizado el 17 de abril de 1952, por la federación de mineros, por Juan Lechin Secretario Ejecutivo de los mineros recientemente designado ministro de minas y petróleo y a su inauguración asistieron 70 delegados representando a diez organización sindicales. Las organizaciones que luego participaron de la fundación de la COB, fueron las siguientes organizaciones sindicales: Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, Confederación de Trabajadores Fabriles, Confederación Ferroviaria, Federación de Empleados de Bancos y Ramas Afines, Sindicato Gráfico, Empleados de Comercio e Industria, Sindicato de Constructores y Albañiles, Sindicato de Panificadores, Confederación de Campesinos y Federación Agraria. La mayoría de estos sindicatos impulsaron más tarde la organización nacional de su propio sector (Lazarte, 1989 P. 5 – 6).
Los niveles organizativos de la COB, quedaron institucionalizados desde el primero congreso de 1954, cuando se aprobó su primer estatuto, la C.O.B adopto la forma de organización sindical por rama de producción, actividad o empresa desechando la basada en la especialidad y la profesión por considerar que no “aseguraban la solidaridad social de los trabajadores” y “ debilitaban la fuerza sindical frente al poder económico del patrón” mientras que el sindicato por “empresa o industria al englobar a todos los sectores que trabajan en diversas fases de una industria coloca al obrero en inmejorables condiciones de imponer su pliego de peticiones (Lazarte, 1989 P. 21).
Por otra parte considero que la crisis en la COB, se da, por los cambios estructurales que fueron implantados por el neoliberalismo, y frente a este cambio los dirigentes de la COB, no pudieron afrontar a esa nueva política neoliberal que se dio en la sociedad. Para otros autores la crisis en la COB se da en los dirigentes, por que han pedido credibilidad frente a la sociedad, por que estos ya no representan a los trabajadores y a la vez esto esta expresado por sus métodos de lucha, que ya no son efectivos y como también sus medidas de presión están desgastadas por la pérdida de poder de convocatoria (Colección debate de políticas agropecuarias, 1992 P. 33).
Al menos la sociedad a mostrado cambios en cuanto a la organización de los trabajadores. En estos 15 años, hemos visto desaparecer de la escena a la Central Obrera Boliviana que desde 1952, condensaban las características estructurales del proletariado, de su subjetividad, de ética colectiva. Condición obrera de clase e identidad de clase del proletariado boliviano han desaparecido junto con el cierre de las grandes concentraciones obreras y con ello la muerte de una forma organizativa con capacidad de efecto estatal en torno a la cual se aglutinaron durante 35 años otros sectores menesterosos de la ciudad y el campo. Frente a ello ha surgido una estructura obrera numéricamente mayor a la de hace décadas pero materialmente fragmentada en diminutos talleres legales y clandestinos, formas de contrato eventual izado, temporales sistemas de ascenso fundados en competencia y sindicatos carentes de legitimidad (Alvaro García, 2001 P. 11).
En la actualidad la manera de sindicalizarse a cambiado por los cambios estructurales que se dieron con el neoliberalismo, con la libre contratación en los trabajadores. En general, la mayoría de los actuales trabajadores obreras esta des sindicalizado, ya sea por que el sindicato fue proscrito en el centro de trabajo por que se impide su nacimiento mediante la presión empresarial o por los mismos trabajadores no sienten ni creen que por medios de el pueden mejorar sus condiciones de vida, al mismo tiempo, de los trabajadores sindicalizados, un elevado porcentaje siente que su sindicato no lo defiende, de que solo se ocupa de los intereses de sus miembros, que no comunica las resoluciones elaboradas con otros sindicatos para la pelea conjunto y que por tanto carece de representabilidad efectiva (Alvaro García, 2001 P. 110).

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